La obesidad es una enfermedad que podemos sufrir en cualquier edad y no discrimina a nadie. De acuerdo con el Dr. Carlos Blanco-Soler, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia de Hospiten Roca, España, “1 de cada 8 personas en el mundo tiene sobrepeso, esto es alrededor de 1,250 millones de personas de las cuales unas 2.8 millones mueren cada año. Es una ecuación entre lo que comemos y lo que gastamos”. Estas fueron algunas de las conclusiones aportadas, durante la participación del Dr. Blanco-Soler, en las Jornadas Científicas organizadas por Hospital Paitilla.
La obesidad podría definirse como la acumulación anormal o excesiva de grasa en el cuerpo al grado que pueda afectar la salud. “Diagnosticar el sobrepeso y la obesidad es muy sencillo, con una báscula y una cinta métrica se puede calcular el índice de masa corporal IMC, que se obtiene dividiendo la altura del paciente entre su peso en kilogramos. Esto nos dará un número que ayudará a determinar nuestro grado, o no, de sobrepeso”.
La obesidad y sus causas
El manejo de la obesidad ha adquirido una importancia notable en la práctica ginecológica, ya que el exceso de peso puede ser responsable de diversas patologías en la mujer, que van desde problemas de fertilidad, problemas en la menopausia, hasta baja autoestima y depresión. La obesidad es una enfermedad compleja y multifactorial, influenciada por factores hereditarios y epigenéticos, algunos medicamentos que aumentan el apetito, así como por el estrés, la elección inadecuada de alimentos, la falta de actividad física, los trastornos del sueño, el envejecimiento, la alteración de la microbiota y la exposición a químicos y plásticos en el entorno. Es evidente que la obesidad es mucho más que “comer en exceso”.
Hombres y mujeres experimentan el sobrepeso y la obesidad de manera diferente. Esta diferencia se origina en aspectos como la masa muscular, que es generalmente mayor en los hombres, y en los niveles de leptina (una hormona que regula la saciedad), que varían entre ambos sexos. Además, el metabolismo de hombres y mujeres es diferente, y eso condiciona la forma como se maneja la energía en nuestros cuerpos. En términos de salud, los hombres suelen desarrollar con mayor frecuencia prediabetes o diabetes tipo 2, mientras que las mujeres tienden a manifestar la obesidad con una mayor acumulación de grasa corporal.
Obesidad y salud femenina
Una mujer con sobrepeso puede experimentar dificultades para la ovulación, además de manifestarse con mayor frecuencia en cuadros como en el síndrome de ovario poliquístico (SOP), cáncer de endometrio y de forma indirecta en el cáncer de mama. En cuadros como el ovario poliquístico es frecuente encontrarnos con hirsutismo (exceso de crecimiento de vello facial y corporal), ciclos menstruales irregulares o muy escasos, resistencia a la insulina e hiperinsulinemia.
Se ha demostrado que las mujeres obesas que buscan quedarse embarazadas enfrentan mayores dificultades para lograrlo. Por esta razón, los ginecólogos suelen recomendar la pérdida de peso antes de intentar nuevamente un embarazo. Sin embargo, como señala el Dr. Blanco-Soler: “Ojalá fuera tan fácil como decirle a la paciente que coma mejor y haga ejercicio. Esta paciente probablemente ya lo ha intentado múltiples veces, enfrentándose a la frustración de perder peso y recuperarlo nuevamente. Afortunadamente, hoy en día contamos con medicamentos efectivos y con pocos efectos secundarios que pueden apoyar este esfuerzo” como son los GLP1 (semaglutida, liraglutida) y otros que vendrán muy pronto.
El embarazo en mujeres con obesidad se cataloga como gestaciones de alto riesgo. Las mujeres embarazadas con obesidad tienen un mayor riesgo de abortos espontáneos tempranos, muchas tienen problemas de esterilidad y cuando se someten a tratamientos de reproducción asistida necesitan mayores dosis de fármacos para conseguir una buena estimulación ovárica, más probabilidad de desarrollar diabetes gestacional o preeclampsia, y son más frecuentes las cesáreas. Además, enfrentan más dificultades para la colocación de anestesia epidural y un mayor riesgo de mortalidad materna. El embarazo también puede verse afectado, ya que el exceso de grasa materna dificulta el diagnóstico de alteraciones fetales morfológicas de sus bebés cuando se hacen las ecografías obstétricas en el segundo trimestre del embarazo.
En el caso de mujeres que se sometieron a cirugía bariátrica antes del embarazo, pueden tener anemia con mayor frecuencia y neonatos con bajo peso al nacer. Estas pacientes deben seguir una dieta individualizada que adecúe correctamente la ganancia de peso mes a mes, con una suplementación adecuada de vitaminas y minerales. Por otro lado, “la lactancia es perfectamente posible después del parto, si conseguimos un control adecuado durante el embarazo. La futura mamá debería poder mantener su peso previo al embarazo, haya sido operada o no”, añade el especialista.
Cómo podemos luchar contra la obesidad
El doctor señala que las pacientes logran reducir su peso entre un 3% a un 10% únicamente mediante cambios en la alimentación y el ejercicio. Dependiendo del grado de obesidad y las condiciones de cada paciente, una opción viable y adecuada es añadir fármacos a la dieta y ejercicio para conseguir pérdidas de hasta un 17% dejando solo para casos extremos la cirugía bariátrica.
“Lo más importante al tratar a una paciente con obesidad es escucharla y ser empático con sus miedos, vergüenzas y expectativas. Es fundamental abordarla de manera respetuosa, evitando cualquier forma de estigmatización. Muchas veces, notamos que la paciente carece de la motivación necesaria para lograr sus objetivos, y es aquí donde el apoyo psicológico se convierte en una herramienta crucial,” explica el especialista.