La incidencia del cáncer en el mundo va en aumento, representando un problema de salud pública y una carga cada vez mayor para los sistemas sanitarios. La extensión de esta enfermedad encarna además retos importantes para la industria médica y especialmente para los laboratorios farmacéuticos que están avanzando en la investigación de moléculas innovadoras con un abordaje más personalizado.
La prevención siempre será la mejor alternativa contra el cáncer, especialmente modificando factores de riesgo como la mala alimentación, el sedentarismo, el tabaquismo y el excesivo consumo de alcohol. Existen otros factores de riesgo no modificables como la edad, la etnia o alternaciones genéticas, las cuales generan mayor propensión a padecer cáncer.
El uso de terapias dirigidas tiene un altísimo potencial considerando que cada paciente tiene características únicas. Se apunta a que los tratamientos personalizados impacten, no solo en el desenlace clínico de los pacientes sino también en el sistema de salud; en palabras de la doctora Torres, el enfoque es hacia “la terapia correcta en el paciente correcto”.
Otras innovaciones apuntan a que con el uso de tecnología e inteligencia artificial, pueda mejorarse la detección y diagnóstico del cáncer y que exista una mayor capacidad de predicción de probabilidades de que las personas desarrollen la enfermedad.
Victoria Brenes, Directora Ejecutiva de Fedefarma, resalta la labor de la industria farmacéutica en la investigación oncológica e insta a las autoridades a mejorar los procesos para incorporar de forma más expedita las terapias innovadoras dentro de la cobertura sanitaria. “La Organización Mundial de la Salud ha identificado inequidades en los países, en cuanto al acceso a tratamientos para las personas diagnosticadas con cáncer. Esta mayor incidencia del cáncer está poniendo bastante presión en los sistemas sanitarios a pesar de que existen en el mundo alternativas para acelerar la integración de nuevos tratamientos en los sistemas de salud como son las compras por valor”.
Los esquemas de compras públicas innovadoras tienen un componente de costo – efectividad asociado y en el caso de los sistemas de salud, permiten mejorar los procesos y conseguir ahorros en el mediano y largo plazo, ya que abren las puertas para que los pacientes reciban tratamientos de última generación. A través de alianzas público – privadas las partes pueden acordar que el pago final esté condicionado, por ejemplo, a variables clínicas y económicas o al resultado del tratamiento.