En la apasionante aventura de la crianza, los padres encuentran distintos retos para lograr un desarrollo óptimo de sus hijos. En el ámbito nutricional, la Organización Mundial de la Salud indica que, hasta los seis meses de vida, la leche materna cubre todos los requerimientos nutricionales del niño y no necesita otros alimentos en esa etapa.
A partir del segundo semestre de vida, las necesidades de energía y nutrientes del lactante empiezan a ser superiores a los que brinda la leche materna, por lo que se debe introducir alimentos complementarios. La introducción de alimentos sólidos a la dieta de los niños debe ser realizado con paciencia y respetando su desarrollo.
Para este periodo, es importante proporcionarles una dieta variada y equilibrada, que vaya incluyendo todos los grupos de alimentos. Es importante ofrecer una amplia variedad de alimentos como frutas, verduras, proteínas magras, granos integrales y lácteos, para asegurar que consuma todos los nutrientes esenciales. Se recomienda que, al introducir nuevos alimentos, se haga en pequeñas cantidades y sin mezclarlo con otros ingredientes, para detectar posibles alergias o intolerancias. Esta base nutricional sólida va a ayudar a establecer hábitos alimenticios saludables para toda su vida.
Alimentos para cada etapa
“La introducción de los diferentes grupos de alimentos debe darse de acuerdo con la etapa de crecimiento de cada niño y debe ser supervisada por el pediatra y/o nutricionista. De esta forma, entre los seis y ocho meses, los pequeños deben experimentar con alimentos suaves, frescos y fáciles de digerir como licuados o purés, para evitar que pueda atorarse”, según explicó Edilda Castroverde, gerente en Nutrición, Salud y Bienestar de Nestlé Centroamérica.
Entre los 9 y 12 meses, ya se pueden incluir alimentos en trozos pequeños o picados para que ejerciten la mandíbula. Podrían incluir pasta, huevo entero o incluso snacks nutritivos, siempre y cuando tengan presencia de vitaminas y minerales esenciales, además de que sean libres de azúcares añadidos, bajos en sodio y grasa, validando siempre que el tamaño y la textura sean adecuadas.
Castroverde también señala la importancia de que el niño empiece a comer los mismos alimentos que el resto de la familia a partir de los 12 meses, siempre cuidando el tamaño de los trozos hasta los 24 meses.
“Es importante ofrecer una variedad de alimentos de diferentes colores y texturas, además asegurarse de incluir todos los grupos de alimentos en las cantidades adecuadas. El niño debe comer con una frecuencia de 4 a 5 comidas al día como desayuno, almuerzo, cena y meriendas”, concluyó la especialista.
La aventura de la transición de tu bebé hacia la alimentación complementaria es una experiencia única para cada madre y padre de familia. En este aspecto, Nestlé y su marca Gerber presenta las galletas Gerber Nutripuffs, una opción nutritiva y deliciosa que apoya el crecimiento y desarrollo de los consentidos del hogar.
Las galletas Gerber Nutripuffs están hecha a base de harina de arroz y avena integral, han sido diseñadas pensando en el crecimiento y desarrollo del pequeño explorador de 8 meses en adelante. Estos snacks son horneados, libres de azúcar de mesa añadida, con una textura que se disuelve fácilmente en la boca, están enriquecidas con hierro, zinc, calcio y vitaminas esenciales para su salud.
Con opciones de sabores como fresa-banana y banana-naranja, estas galletas hacen que la transición hacia alimentos más sólidos sea fácil y segura. Además, son perfectas para que el bebé practique sus habilidades motoras finas mientras explora sabores y texturas.
Las galletitas Gerber Nutripuffs están disponibles en los principales puntos de venta del país, en prácticas bolsitas resellables, con las que podrás alimentar a tu bebé en cualquier momento y lugar, asegurando que cada bocadito esté lleno de nutrición y sabor.