Para que una empresa crezca, necesita ventas. Y sí, es solo uno de los tantos factores que conciernen a toda organización, pero no se puede negar que es de los más importantes. La recaudación que se produce fruto de las ventas es vital, porque con la misma existe un circulante no solo en una empresa, sino también en la sociedad, que se dinamiza, directa o indirectamente, de la actividad generada.
Y hablando de ventas, uno de los actores más cruciales es el cliente, aquel que no solo paga por una factura, sino que, por preferencia de la marca, se queda con ella para siempre y anima a otros a hacerlo.
Es esta cadena de valor la que da escalabilidad al negocio y me permite seguir diversificando sus servicios y, en definitiva, tener mejores días.
Pero ¿cómo se puede hacer siempre feliz a este cliente?
Por lo general nos limitamos a decir que “satisfaciendo sus necesidades”, pero se queda muy ligado solamente a cubrir aquella necesidad que tenía al comprar el producto, sin tomar en consideración varios factores alrededor de esa experiencia de compras.
El cliente necesita no solo de una oferta que cubra sus expectativas alrededor del producto per sé, sino que también requiere de una experiencia satisfactoria en el viaje que hace, desde averiguar a la marca, hasta que finalmente termina pagando un valor monetario.
En ese pequeño proceso de intercambio de bienes y dinero, está la facturación, aquel paso tan necesario para que alguien reciba un producto/servicio, en el marco de la legalidad de un documento comercial y para que el negocio sustente tal salida del bien y, asimismo, le sirva de sustento en su contabilidad.
Para Rafael Montero, CEO de GuruSoft, compañía especialista en Facturación Electrónica: “la facturación es un proceso tan necesario para cerrar transacciones, pero también para crear una relación con el cliente. No se trata solamente de pedir datos para facturar, cobrar en efectivo o con tarjeta y entregar el producto. ¡Va mucho más allá! Es un paso crucial entre una buena y una mala experiencia de compra”.
Pareciera algo tan efímero, pero la facturación es un factor indispensable en esta relación marca-usuario.
Ahora, muchos países en Latinoamérica, comenzando por los pioneros México, Chile y Brasil, han implementado la Facturación Electrónica como medio digital por excelencia, para justamente permitir operaciones más ágiles, a solo un clic de distancia, desde cualquier parte del mundo y sin restricciones horarias.
Esta modalidad, en el marco de la mejora de una experiencia de compra, trae los siguientes beneficios:
- Operaciones comerciales más seguras: este documento digital, que cuenta con la firma electrónica del quien la emite, tiene también la autorización de la entidad tributaria o de la empresa autorizada, por tanto, disminuye la posibilidad de falsificación.
- Conveniencia para el cliente: si el mismo llegara a perder la factura o la misma se borrará por exposición al sol o alguna sustancia química, ¡no hay problema! Podrá acceder cuándo y desde dondequiera a descargar su factura.
- Mayor transparencia: en la factura se encuentran todos los datos del proveedor, lo cual asegura que el mismo se encuentra en regla y habilitado para operar en el país en el que se realiza la transacción.
- Transacción única: no existen 2 documentos electrónicos iguales, por lo tanto, el cliente podrá tener seguridad de que no existe duplicidad en la información.
- Mayor agilidad: el cliente no tendrá que esperar varios minutos, en el sitio de compra, o varias horas e incluso días para recibir la factura, en caso de que se tenga que enviar por encomienda, sino que todo se realizará en el momento, ya que la Factura Electrónica se autoriza en segundos.
Facturación Electrónica en Panamá
En el país, la modalidad avanza a paso firme. De hecho, según la Dirección General de Ingresos (DGI), hasta mediados de abril del 2023, ya se han autorizado en el país más de 81.3 millones de documentos electrónicos.
En el país varios grupos ya se encuentran obligados a emitirla, como es el caso de los proveedores del Estado y los proveedores de bienes y servicios que contraten con Centros Educativos del Ministerio de Educación de Panamá. Estos últimos iniciaron el 1 de abril del 2023.