Se determina que existe fiebre cuando un niño vestido marca una temperatura rectal o con termómetro infrarrojo mayor de 38 grados Celsius. Por otro lado, un niño pequeño con hipotermia (temperatura más baja de lo normal) es aún más preocupante. Se estima que el 20% de las visitas a las salas pediátricas se deben a fiebre en los Estados Unidos y los números en Panamá son muy similares, sin embargo, muchos niños son tratados en casa y no son contados en las estadísticas.
“Para hablar del tratamiento de la fiebre, debemos contemplar en primer lugar la edad del niño. Si el niño es menor de tres meses, la causa de la fiebre pueden ser infecciones menores como también potencialmente mortales tanto por bacterias como por virus. La fiebre es respuesta natural a una infección y la tratamos para sentirnos cómodos, pero esto no elimina la causa de ella. Tratarla inclusive impide a nuestro cuerpo seguir luchando contra ella”, expuso el Doctor James Callahan, Jefe de Urgencias Pediátricas del Children´s Hospital of Philladelphia.
El abordaje va a depender de: la gravedad de la enfermedad, edad del paciente, si podemos determinar un foco de infección (por ejemplo, una otitis o faringitis), estado inmunológico del enfermo. El nivel de temperatura no es un factor crucial, ya que niños con infecciones virales pueden tener fiebres muy altas mientras que la infección bacteriana puede ser menor y no indicar la gravedad del asunto.
“Para la evaluación del estado inmunológico del paciente nos basamos en la edad. Por ejemplo, un bebé de 2 meses no tiene un sistema inmunológico completamente formado y por ende el tratamiento de una infección se hace más difícil. Igualmente, las vacunas se colocan en diferentes etapas del crecimiento del niño, por lo que la presencia de una enfermedad antes de haber recibido la vacuna nos dificulta tratar la condición que origina la fiebre”.
En casos de bebés menores de dos meses, que no pueden luchar contra estas enfermedades como un adulto y por ende el tratamiento debe ser más agresivo, de acuerdo con estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), encontramos que la mayoría de estas infecciones son causadas por las bacterias E-coli, estreptococos del grupo B y otros microorganismos en menor escala. Se dan muchos casos también de infecciones en el tracto urinario, mostrándose una mayor incidencia en niños no circuncidados.
A estos niños se les practican todas las pruebas de laboratorio determinadas y de ser necesario, una punción lumbar para establecer con rapidez que le aqueja. Inclusive, es posible que el pediatra determine la administración de medicamentos antes de obtener los resultados. Otros factores que vigilará el pediatra de inmediato son si el niño está deshidratado, tiene problemas para respirar, taquicardia, está letárgico o si fue prematuro al nacer.
Nos encontramos también con otras causas originarias de fiebre, por ejemplo: trauma, enfermedad cardíaca, endocrina, metabólica, sepsis, concentración elevada de la fórmula de alimentación (biberón), catástrofes intestinales, deshidratación, toxinas y convulsiones.
Parte de este nuevo abordaje es la utilización de marcadores inflamatorios, los cuales se escogen dependiendo de la edad del niño. La procalcitonina o un PCR por ejemplo ayudan a determinar rápidamente la presencia de infección bacteriana y actuar de inmediato.
Para niños mayores a los tres meses y hasta los tres años, que ya cuentan con el esquema completo de vacunación, los exámenes y tratamiento cambian, al igual que el tipo de condiciones que presentan.
“Para el futuro, en el tratamiento de fiebre y su causa en el cuarto de urgencias se espera el avance en las pruebas diagnósticas y el incremento en realización de pruebas virales y otros patógenos utilizando métodos moleculares como el PCR para administrar el tratamiento lo antes posible”.
“Quiero concluir destacando que los antibióticos no son antipiréticos, es decir, no combaten la fiebre. Estos medicamentos solo pueden ser recetados por el médico una vez se haya determinado la causa de la enfermedad”.
El Hospital Paitilla, como parte de su Plan Maestro de renovación estructural y tecnológica, ha construido y equipado un nuevo Cuarto de Urgencias Pediátricas, a un costado de las urgencias regulares, el cual cuenta con un equipo de pediatras especialistas en urgencias, al igual que un experimentado equipo de enfermeras pediátricas, con los equipos más completos y áreas especializadas las 24 horas.