Skechers, la compañía de la tecnología del confort sigue impactando con sus innovaciones en comodidad dentro del mundo de las zapatillas. Esta vez, presentó en un evento exclusivo con medios de comunicación y personalidades reconocidas su ya famosa tecnología Skechers Slip-ins™, la cual posiciona un par perfecto para ser puesto de la forma más sencilla: solo necesitas deslizar los pies, sin necesidad de agacharte, ni de usar las manos, y listo, ¡a salir caminando!
Contar con un calzado que tenga esta cualidad, es un valor agregado para facilitar tu día a día. Si llevas un estilo de vida ajetreado, olvídate del tiempo perdido en colocar y quitar tus zapatillas. Incluso una mamá con las manos ocupadas podrá ponerse sus Skechers Slip-ins™ de manera práctica y rápida.
De igual manera, las Skechers Slip-ins™ también son perfectas para los más pequeños del hogar, quienes podrán divertirse sin límites, con la comodidad y seguridad que este par les promete. Muchos de ellos disfrutarán en familia la practicidad que les ofrece en una variedad de modelos diferentes para mamás, papás, niños y niñas.
Sin abandonar el estilo, Skechers propone una variedad de opciones para hombres y mujeres, en diversas categorías que te ayudarán a escoger el modelo perfecto para cada ocasión. Las Skechers Slip-ins: Max Cushioning, son ideales para hacer deporte, con la mejor amortiguación y comodidad harán que tu mañana deportiva sea la mejor. Si buscas algo casual para lucir en tu día a día, la colección de Skechers Slip-ins: Ultra Flex, son ideales para acompañarte a donde vayas brindándote el mejor confort y soporte.
¿Dónde reside la “magia”? Pues la practicidad de las Skechers Slip-ins™ se encuentra en un calzador invisible que la zapatilla tiene incorporada en un talón de almohadilla, que hace sencilla y rápida la acción de ponerse el par, ya que solo te tomará apenas unos segundos. Además, su exclusiva tecnología patentada para el talón, mantendrá el pie firme, seguro y cómodo, con el diseño Heel Pillow y la tecnología Stretch Fit.
Fotos por: Carlos Graciani