Informe igualdad

Los medios de comunicación conciencian, sensibilizan y previenen sobre violencia de género el doble que las redes sociales, que son más sensacionalistas. Sin embargo, todavía el 20% de las noticias publicadas justifican las agresiones y una de cada seis vulnera la intimidad de las víctimas exponiendo datos personales que estas preferirían evitar. Además, en general, sabemos mucho de ellas y poco del agresor: hay un 75% más de menciones a los atributos de las víctimas. El negacionismo se retroalimenta: una insinuación en medios se multiplica por cuatro en la conversación social. Son algunas de las conclusiones que recoge el informe ‘Desenfocadas: cómo opinar e informar mejor sobre la violencia de género’ realizado por LLYC en el marco del 8M, Día Internacional de la Mujer.

Para la elaboración de este estudio el equipo de Deep Learning de LLYC ha analizado durante un año 226,2 millones de artículos de noticias generales, 5,4 millones de noticias sobre violencia de género y 14 millones de mensajes en la red social X relacionados con la violencia de género en 12 países en los que la consultora está presente (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Panamá, Perú, Portugal y República Dominicana). En la investigación se han empleado Large Language Models (LLMs- GPT4) para identificar y aislar descriptores dirigidos a víctima y agresor, en noticias públicas obtenidas mediante modelos de scrapers, así como técnicas de Procesamiento de Lenguaje Natural (NLP) en 4 idiomas para analizar el cumplimiento de 21 reglas de buenas prácticas derivadas de las guías United Nations Development Programme (UNDP) y Mediterranean Network of Regulatory Authorities (MNRA).

Luisa García, Socia y COO Global de LLYC: “Quienes participamos en la conversación social sabemos que dar visibilidad a la violencia de género es fundamental para avanzar en su erradicación. Sin embargo, hacerlo mal puede ser contraproducente, generando sensacionalismo y provocando una doble victimización. Desde LLYC queremos, no sólo evidenciar este riesgo, sino aportar herramientas para evitarlo”.

Además del informe, LLYC hace una contribución desde la innovación. Para ayudar a enfocar los titulares de las noticias con perspectiva de género, la firma ha creado The Purple Check. Se trata de una herramienta de inteligencia artificial que permite comprobar si las palabras que utilizamos son correctas o incluyen un sesgo. En este caso, nos recomendará una solución alternativa de cómo decir lo mismo para informar sin promover la desigualdad y así devolver el foco a la comunicación. La herramienta es de libre acceso porque contribuir al cambio es tarea de todos.

Principales conclusiones del informe:

  1. Los medios hablan más de violencia de género que las redes: publican un artículo sobre violencia de género por cada 30 noticias. En la conversación social la frecuencia es 15 veces menor. 
  1. Las noticias conciencian más que la conversación social: los medios destacan en sensibilización, prevención y concienciación dos veces más que las redes sociales.
  1. En las redes sociales la conversación resulta más sensacionalista. Emplean dos veces más términos como “brutal”, “terrible”, “chocante” u “horroroso” para atraer la atención del lector.
  1. El foco está en ellas: El foco está en las víctimas en lugar de en los agresores. Hay un 75 % más de menciones a atributos de ellas (por ejemplo, un 45% más de menciones a su edad).
  1. El 20% de las noticias sobre violencia de género justifica las agresiones. En algunos casos, se recurre a argumentos como problemas de adicciones o incluso de provocación por parte de la víctima para intentar explicar y justificar los actos violentos del agresor.
  1. Una insinuación negacionista en medios se multiplica por 4 en redes sociales. Los medios sugieren negacionismo al asociar incidentes a casos puntuales o aislados.
  1. Una de cada seis noticias expone datos personales que las víctimas preferirían evitar, como profesión, alusiones a la salud mental, descendencia o parentesco. En redes sociales, la intimidad es aún más violentada. Concretamente un 7% más.
  1. España, el país donde más se habla de violencia de género. Es el país que tiene mayor ratio de participación sobre violencia de género en las redes sociales. La relación de interacción redes sociales y noticias es un 48% mayor que el promedio. 
  1. En el caso de LATAM, la violencia de género destaca en noticias, pero no en redes. Las noticias sobre violencia de género son 25 veces más frecuentes que las relacionadas con el acoso escolar o los accidentes de tráfico. En Argentina y Colombia, por cada noticia de tráfico, hay diez de violencia de género, y en México, la violencia de género ocupa un 50% más respecto al promedio entre noticias y redes sociales. Brasil es el país que más sensibilización y concienciación proyecta en las noticias, pero no se traslada a la conversación social.
  1. En Estados Unidos se justifica la agresión dos veces más que en el promedio del resto de países. Sin embargo, considerar a las víctimas desafortunadas se hace cuatro veces menos.

A partir del estudio realizado se identifican una serie de recomendaciones y mejores prácticas a la hora de abordar la difusión de casos de violencia de género.

En medios de comunicación: 

  1. Anular la mención a las adicciones y salud mental del agresor: pueden percibirse como justificantes. Centrarse en hechos concretos que eviten diluir la responsabilidad del agresor. 
  1. Reenfocar la narrativa: enfatizar que la violencia de género nos afecta a todos para resaltar la gravedad del problema.
  1. Fomentar la sensibilización en redes sociales en los países poco movilizados: utilizar plataformas digitales para difundir mensajes que conciencien sobre la violencia de género. 
  1. Omitir elementos que disculpen al agresor: eliminar personajes cercanos y relatos que defiendan al agresor. Mantener el foco en la gravedad de la violencia de género y su impacto. 
  1. Proteger la intimidad de los niños a menos que hayan sido directamente afectados. No divulgar la mera existencia de hijos, ya que podría poner en riesgo su privacidad.
  1. Contextualizar sin atacar la intimidad: evitar nombrar sitios concretos que ataquen la intimidad de la víctima. Garantizar un enfoque respetuoso y ético. 
  1. Evitar menciones socioeconómicas, raciales y étnicas: omitir referencias al estrato social, nivel adquisitivo, razas o etnias tanto del agresor como de la víctima, especialmente en redes.
  1. Evitar descripciones del estado mental de la víctima ya que podría ser percibido como una justificación de la agresión. Centrarse en los hechos y sus consecuencias. 
  1. Incluir mayor diversidad de voces en las noticias: aumentar la presencia de expertos, profesionales y defensores de las víctimas masculinos. 
  1. Reforzar consecuencias de la agresión tanto penales como profesionales y sociales, incluso cuando los involucrados no son personajes públicos.

Por Nereyda Cárdenas

Soy una periodista apasionada por la vida y todo lo bello que hay en ella. Siempre me ha gustado escribir sobre diversos temas y este es un excelente momento para explotar mi talento.

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